domingo, 30 de diciembre de 2018

Camina con nosotros




El Buda reside en nuestro corazón, al igual que Dios. Dios y el Buda no son dos cosas distintas. 
No te dejes engañar por las palabras y las expresiones. Aquella fruta amarilla a la que le sacas la piel se llama chui en vietnamita y plátano en castellano, pero es la misma fruta. La naturaleza esencial de todos los seres vivos es la naturaleza búdica. 
Dios y nosotros no son dos existencias separadas. El Buda y tú no sois dos realidades separadas.  Tú te encuentras en el Buda y el Buda se encuentra en ti. Cuando estamos realmente practicando, vemos que tenemos la misma esencia del amor, la plena consciencia y la comprension de todos los grandes seres. Dios y nosotros estamos hechos de la misma sustancia. Entre Dios y nosotros no hay ninguna diferencia, ninguna separación.
(Thich Nhat Hanh)

sábado, 29 de diciembre de 2018

Un grupo es una comunidad de resistencia

¿Por qué una sangha?
Solos somos vulnerables, pero cuando trabajamos juntos, con hermanas y hermanos, podemos apoyarnos. No podemos llegar al océano como una gota de agua: nos evaporaríamos antes de llegar a nuestro destino. Pero si nos convertimos en un río, si vamos como una sangha, seguro que llegamos al océano….
Se necesita una sangha. Necesitas un hermano o una hermana, una amiga o un amigo para recordarte lo que ya sabes. El Dharma está en ti, pero necesita regarse para poder manifestarse y convertirse en realidad.
Una sangha es una comunidad de resistencia, resistir a la velocidad, la violencia y la manera irreflexiva de vivir que dominan en nuestra sociedad.
Soy monje desde hace 65 años y me di cuenta de que no hay ninguna religión,
filosofía ni ideología más alta que la hermandad. Tampoco el budismo.

En la sociedad, la causa de mucho de nuestro sufrimiento es sentirse desconectado del otro.
Cuando pertenecemos a una sangha, podemos sanar estos sentimientos de aislamiento
y separación. Practicamos juntos, compartimos un mismo espacio, compartimos mesa
y fregamos juntos. Simplemente participando con otros practicantes en las actividades
cotidianas, podemos experimentar la sensación real del amor y de la aceptación.
Una sangha es un jardín, lleno de muchas variedades de árboles y flores. Cuando nos
reconocemos como flores y árboles hermosos y únicos, nuestra comprensión y amor hacia el
otro puede crecer de una manera auténtica. Una flor puede florecer temprano en primavera,
otra al final del verano. Un árbol puede llevar muchos frutos y otro puede ofrecer sombra
refrescante. Ninguna planta es ni mayor, menor ni igual que las demás plantas en el jardín.
Cada miembro de la sangha tiene dones únicos para ofrecer a la comunidad.
Cada uno también tiene aspectos que necesitan atención. Cuando podamos apreciar la
contribución de cada miembro y cuando seamos capaces de ver nuestras debilidades como
un potencial para crecer, podremos aprender a vivir en armonía. Nuestra práctica consiste
en ver que somos una flor o un árbol, somos el jardín entero, todos interconectados.
“Sostenido por el cuerpo de la sangha,
mi práctica fluye sin esfuerzo
permitiéndome realizar mi profunda determinación
de amar y comprender a todos los seres.”
Thich Nhat Hanh

Compartiendo el Dharma



Camina con nosotros

El Buda reside en nuestro corazón, al igual que Dios. Dios y el Buda no son dos cosas distintas.  No te dejes engañar por las palabras...